El enlace entre la basura y el clima: el reciclaje

«…los residuos domésticos han cambiado dramáticamente durante las últimas décadas. Cuando la leche se entregaba en las casas – y se llevaban las botellas vacias – la única basura generada era el papelito que tapaba la botella».

B. Commoner

Esa mañana, decidí reciclar la basura generada durante el recreo; llegué tarde a clase. Aun recuerdo la expresión de mi profesora, su mirada enigmática, el ceño fruncido, los labios retorcidos. Quizás mi expresión fue comparable cuando aprendí que el reciclaje es clave para combatir la basura y el cambio climático [1].

Emisiones de materiales nuevos y reciclados

Expertos evaluaron las emisiones de carbono asociadas al reciclaje en Noruega, Suecia y Dinamarca [2]. Basado en el método de análisis de ciclo de vida, el estudio encontró que las emisiones de carbono de un material reciclado son menores que las emisiones generadas para obtener el mismo material nuevo. En la Figura 1, observamos materiales reciclables y la comparación de emisiones en kilogramo de carbono equivalente por kilogramo de material, kg CO2 eq/kg material. La diferencia en emisiones de carbono representa el beneficio climático del reciclaje pero tal impacto depende del material.

Figura 1. Beneficio climático del reciclaje, traducido de referencia 2

La cadena de suministro juega un rol fundamental. Por ejemplo, una lata de aluminio nueva resulta de extraer y refinar minerales hasta obtener la materia prima deseada. Lo anterior demanda energía, emite gases de efecto invernadero e incrementa los costos del producto. En cambio, una lata reciclada aprovecha el aluminio que ya fue extraído y refinado, lo que ahorra hasta un 95% de la energía, emite 20 veces menos emisiones de carbono y reduce costos [3]. Sin lugar a duda, reciclar metales como el aluminio y el acero tiene efectos positivos en la crisis del clima. Pero otros materiales, como el vidrio y el plástico, están sujetos a métodos de reciclaje que podrían afectar la diferencia en emisiones de carbono [2].

Todo es cuestión del método

El método de reciclaje incluye la recolección y el pre-tratamiento necesarios para aprovechar los materiales reciclables. En el caso del vidrio, la recolección o el transporte hasta los puntos de aprovechamiento podría afectar el beneficio climático. Dicho de otro modo, manejar largas distancias un vehículo a base de combustibles fósiles para transportar una carga pesada tal vez no sea la mejor estrategia [2]. Por otra parte, el plástico utilizado en empaques es fácil de transportar pero su pre-tratamiento involucra una tarea gigantesca debido a que es necesario clasificar innumerables tipos de plásticos. Anualmente, se producen cerca de 430 millones de toneladas de plásticos y la mayoría se transforman en residuos después del primer uso [4]. Para enfrentar este problema, el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, UNEP en inglés, está desarrollando un instrumento jurídico que busca regular la producción, manejo, reciclaje y disposición del plástico [4].

Bien sea en respuesta a regulaciones o a incentivos económicos, el futuro apunta a fomentar el uso extendido y reciclaje de materiales. A través de estrategias como los impuestos a la producción de materiales nuevos, la responsabilidad de uso extendido y los sistemas de depósito-retorno se espera ver cada vez más productos manufacturados con materiales reciclables y reciclados [1].

El beneficio global del reciclaje

Imaginemos que logramos mejorar las tazas de reciclaje a nivel global ?`Cuánto sería el beneficio para el clima? Estimaciones indican que aproximadamente la mitad del reciclaje proviene de residuos domésticos. Al promediar las tazas de reciclaje e incrementarlas hasta entre un 62%-82% del total de residuos municipales, los modelos indican que reciclar podría evitar la emisión de 10-11 giga-toneladas de carbono para el 2050 [5]. Lo anterior equivale al 20% de emisiones anuales de CO2. En efecto, el reciclaje no solo transforma la basura en un recurso, también puede ayudar a reducir las emisiones CO2 y frenar el cambio climático.

Referencias

[1] National, Academies of Sciences, Engineering, and Medicine, et al. Environmental Engineering for the 21st Century: Addressing Grand Challenges, National Academies Press, 2019. ProQuest Ebook Central
[2] Hillman K., Damgaard A., Eriksson O., Jonsson D., Fluck L. »Climate Benefits of Material Recycling: Inventory of Average Greenhouse Gas Emissions for Denmark, Norway and Sweden« (2015) ISBN 978-92-893-4218-6
[3] EIA energía utilizada para producir aluminio: https://www.eia.gov/todayinenergy/detail.php?id=7570
[4] Comité Intergubernamental de Negociación (CIN): https://www.unep.org/es/about-un-environment/inc-plastic-pollution
[5] Recycling – Project Drawdown: https://www.drawdown.org/solutions/recycling


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast.

13- El enlace entre la basura y el clima: el reciclaje Un click por el planeta

Esa mañana, decidí reciclar la basura generada durante el recreo; llegué tarde a clase. Aun recuerdo la expresión de mi profesora, su mirada enigmática, el ceño fruncido, los labios retorcidos. Quizás mi expresión fue comparable cuando aprendí que el reciclaje es clave para combatir la basura y el cambio climático. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

Lecciones aprendidas sobre sostenibilidad y gestión de la naturaleza

Sapporo, Japón, estoy frente al equipo del Instituto para el Avance de la Sostenibilidad (Institute for the Advancement of Sustainability – en inglés) de Hokkaido University. El objetivo, compartir nuestras estrategias para fomentar la educación ambiental en las universidades (Foto 1). El idioma, inglés como lengua franca. La pregunta, ¿qué significa administrar la naturaleza y cuál es su relación con la sostenibilidad? Me alegro de compartir mis reflexiones para responder a tal pregunta.

Plantear el significado de lo natural

Exploremos el significado de «naturaleza» dentro del siguiente espectro. Por un lado, la naturaleza como un lugar caótico, inhóspito – a ser transformado para nuestro bienestar. Por otro lado, la naturaleza como un paisaje invaluable por su belleza salvaje – a ser protegido de nuestro impacto. A pesar de ser polos opuestos, el principio detrás de ambos es el mismo: «el humano es el fin de la naturaleza». Lo anterior, nos obliga a existir en dos mundos: el natural y el humano [1]. Sin embargo, si ponemos en perspectiva la humanidad y los 4.5 billones de años de historia del planeta, es posible reconciliar ambos mundos en uno solo. Así que la naturaleza es el entorno que nos rodea, incluyendo al humano, abarcando desde la ciudad hasta los corales, comprendiendo tanto el jardín como la selva, sin distinguir entre los campos y los glaciares [2]. Con base en la definición anterior, es posible entender la administración de la naturaleza como el conjunto de acciones destinadas a fomentar el equilibrio socio-ecológico [3].

Recordar la definición de sostenibilidad

Ahora recordemos la definición de sostenibilidad o desarrollo sostenible. La definición más citada es la de Nuestro Futuro Común, también conocido como el Reporte Brundtland: «el desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.» Dicha definición se caracteriza por incorporar una dimensión generacional al debate sobre el progreso. Nuestro Futuro Común fue publicado en 1987 en respuesta al llamado a hacer la paz con el planeta, durante una década en la que los dos mundos, el natural y el humano, parecían ser irreconciliables.

Un medio, un fin

A continuación analicemos la relación entre los conceptos descritos previamente. La gestión de la naturaleza y el desarrollo sostenible están entrelazados; el primero podría ser a la vez un fin y un medio para el segundo. Hacer la distinción a veces es difícil, pero es clave para mantener la coherencia. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, son un llamado a la acción para ponerle fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos. Entonces, la naturaleza hace parte del llamado, pero a su vez podría ser un medio clave para avanzar en cada una de las metas. Sin embargo, los ODS omiten dicha conexión. En consecuencia, hay metas que podrían ir en contra del llamado a la protección del planeta, como la 13.1: «Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los peligros relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países». Avanzar en la meta 13.1, sin considerar la naturaleza, podría priorizar estrategias de adaptación como represas, diques, malecones, entre otros, que cortan la conectividad hidrológica. En respuesta, la meta podría fomentar estrategias de adaptación, como la infraestructura verde y las soluciones basadas en la naturaleza.

Aunque las agendas globales, como los ODS, son imperfectas, a su vez son esenciales, ya que nos entregan un contexto general de la sostenibilidad, ver gapminder.org. Además, los ODS funcionan como un marco de referencia global, como lo pude confirmar con mis contrapartes en Japón; ellos, al igual que yo, utilizan los ODS como herramientas para implementar estrategias adaptadas al contexto local. Finalmente, creo que la relación entre la administración de la naturaleza y el desarrollo sostenible también depende de nuestra capacidad de renunciar al dualismo entre la naturaleza y el humano. La idea anterior nos permite actuar de manera que podamos vivir, no solo en lo natural o en lo humano, sino en el hogar que los incluye a ambos hoy y en el futuro.

Referencias

[1] Barry Commoner, Making Peace with the Planet, New York: Pantheon Books, 1990

[2] William Cronon, ed., Uncommon Ground: Rethinking the Human Place in Nature, New York: W. W. Norton & Co., 1995, 69-90

[3] Chapin, F. S., Stephen R. Carpenter, Gary P. Kofinas, et al. 2010. Ecosystem Stewardship: Sustainability Strategies for a Rapidly Changing Planet.» Trends in Ecology & Evolution. 25 (4):241-249;

[4] Hole DG, Collins P, Tesfaw A, Barrera L, Mascia MB, Turner WR. 2022. Make nature’s role visible to achieve the SDGs. Global Sustainability 5, e8, 1–6. https://doi.org/ 10.1017/sus.2022.5


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast.

12- Lecciones aprendidas sobre sostenibilidad y gestión de la naturaleza Un click por el planeta

Sapporo, Japón, estoy frente al equipo del Instituto para el Avance de la Sostenibilidad (Institute for the Advancement of Sustainability – en inglés) de Hokkaido University. El objetivo, compartir nuestras estrategias para fomentar la educación ambiental en las universidades (Foto 1). El idioma, inglés como lengua franca. La pregunta, ¿qué significa administrar la naturaleza y cuál es su relación con la sostenibilidad? Me alegro de compartir mis reflexiones para responder a tal pregunta. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

Qué tal si…

¿Qué tal si tú pudieras ayudar a frenar el cambio climático? Encontrar una forma, significativa, en la que tú puedes reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que están causando el calentamiento global, puede parecer abrumador. Quizás sea difícil escoger entre las opciones a nuestro alcance, o tal vez no sea evidente la conexión entre nuestros intereses y habilidades y sus potenciales impactos en el cuidado del medio ambiente. Descubramos cómo cada uno puede ser parte de la solución.

Propósito en acción

Mi propuesta es utilizar el Diagrama de Venn de Acciones Climáticas, diseñado por la Dr. Ayana Elizabeth Johnson (figura 1). El diagrama está basado en el concepto japonés ikigai, que quiere decir ‘propósito en acción’. Si conoces este concepto, considera el siguiente ejercicio como una versión simplificada y enfocada en identificar tus propias acciones para solucionar la crisis climática.

El punto de partida es responder a los siguientes 3 grupos de preguntas:

  1. ¿En qué eres buena o bueno? Piensa en tus habilidades, tus recursos y tus redes. ¿En qué áreas te especializas? ¿A quiénes y a qué tienes acceso? 
  2. ¿Qué es lo que hay que lograr? Piensa en un cambio a nivel del sistema. ¿Hay alguna solución que te interese? Quizás sea reducir el desperdicio de comida, o fomentar el uso eficiente de electricidad, o proteger un bosque, o andar en bicicleta ¿por qué no explorar la moda circular?
  3. ¿Qué te trae felicidad y satisfacción? Piensa en lo que te motiva a levantarte en las mañanas, esas razones que te elevan y te energizan. 

En la intersección de los tres círculos encontrarás tu acción por el clima. Mi ejemplo está en la figura 2, si te animas comparte el tuyo también ¡me encantaría verlo!

Inspiración para la implementación

Los llamados a la acción por el clima están multiplicándose [1]. Así que una vez que tengas tu acción, busca inspiración para implementarla. Por ejemplo, en redes sociales #TendenciaalCambio ofrece varias fuentes. 

Finalmente, en este mes de mayo deseo felicitar a todas las madres. Si eres mamá y te preocupas por el planeta de tus hijos, busca ScienceMoms. ScienceMoms es un grupo de madres y científicas que busca ayudar a las mamás que aún no saben cómo ayudar a frenar el cambio climático.

Figura 1. Diagrama de Venn para la acción climática, traducido de: https://www.ayanaelizabeth.com
Figura 2. Mi Diagrama de Venn para la acción climática.

Referencias

[1] Brian Tokar (2015) Democracy, Localism, and The Future of The Climate Movement, World Futures, 71:3-4, 65-75, DOI: 10.1080/02604027.2015.1092785


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast.

13- El enlace entre la basura y el clima: el reciclaje Un click por el planeta

Esa mañana, decidí reciclar la basura generada durante el recreo; llegué tarde a clase. Aun recuerdo la expresión de mi profesora, su mirada enigmática, el ceño fruncido, los labios retorcidos. Quizás mi expresión fue comparable cuando aprendí que el reciclaje es clave para combatir la basura y el cambio climático. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

A dejar el carbono enterrado bajo tierra

El cambio climático es la alteración a largo plazo del clima y los patrones meteorológicos de la Tierra. Pero, ¿cómo este fenómeno planetario aterrizó en el debate de la energía?

Del debate al consenso

El debate sobre la influencia de los humanos en el cambio climático es de larga data. Durante 1800, los experimentos que sugerían que el dióxido de carbono (CO2)  podría acumularse en la atmósfera y aumentar la temperatura global fueron recibidos con más curiosidad que preocupación. A fines de la década de 1950, las lecturas de CO2 en la atmosfera ofrecían algunos de los primeros datos para corroborar la teoría del calentamiento global. Eventualmente, gracias a una gran cantidad de observaciones, y al desarrollo de simulaciones computacionales, se empezó a evidenciar el calentamiento global y su impacto sobre nuestra sociedad. Por ejemplo, un efecto sería el aumento en el nivel del mar, el cual podría afectar alrededor de 187 millones de habitantes, de lo que a fines del siglo serían tierras inundables. Frente a tales riesgos, durante los ochentas, a pesar de la incertidumbre, los científicos señalaron la importancia de tomar medidas para restringir los gases de efecto invernadero en la atmósfera o GEI. Finalmente, en el 2001, luego de casi un siglo de investigación, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, IPCC – por sus siglas en inglés, llegó a un consenso científico: de no hacer nada al respecto, nuestra civilización estaría encaminando el planeta hacia un calentamiento global severo. Así, se concretó que el futuro del cambio climático dependería de las políticas de uso de combustibles fósiles que los gobiernos eligieran promulgar.

Tras el rastro del carbono

 Población, economía, energía consumida y carbono emitido por consumo de energía, son los principales factores que influencian las emisiones de GEI de origen humano. Por ejemplo, en el 2020, se estima que China emitió casi un tercio de las emisiones globales, lo que se explica por el progreso de una gran población cuya principal fuente de energía es el carbón. Por lo tanto, el diseño de estrategias,  tanto políticas como tecnológicas, de reducción de emisiones gira en torno a los factores antes mencionados. Una disminución en cualquiera de los factores resultaría en una reducción del total de emisiones; suponiendo que los otros factores no aumentan a niveles que puedan sobrepasar dicha reducción. 

Un ejemplo reciente es la pandemia del COVID-19, aún en curso. Durante el 2020, la pandemia afectó negativamente la economía global. En consecuencia, se observó una disminución histórica en las emisiones globales de CO2, de -5.4% respecto al 2019 (ver Figura 1). Sin embargo, la proyección del año 2021 indica que las emisiones están destinadas a remontar, casi al nivel previo de la pandemia (+4.9%).

Las opciones a elegir

Elegir el factor a reducir para disminuir las emisiones de CO2 no es una tarea menor. Limitar la economía o la población abre preguntas, filosóficas y políticas, a parte del aspecto técnico de reducir las emisiones. Además, aunque la explosión demográfica se ha caracterizado como insostenible en términos ambientales, hacer un llamado a la reducción de la población en las próximas décadas no es una solución a los problemas ambientales actuales. Adicionalmente, optar por el decrecimiento económico, significa reducir las emisiones globales al costo de reducir las posibilidades a varios países en proceso de mejorar sus estándares de vida. Una vez más, la pandemia sirve de ejemplo. Cuando a mediados del 2021, en Colombia, al igual que otros países de América Latina, la aguda crisis sanitaria, económica y social, llevó a millones de personas a marchar a las calles. Por lo tanto, la clave para reducir las emisiones de CO2, de forma sostenible y equitable, está en el sistema energético.

Asumir el desafío

Mejorar el sistema energético es quizás el desafío más grande que hemos jamás enfrentado. Por un lado, es necesario optimizar el uso de energía, desde la industria hasta los hogares. Por otro lado, se requiere de tecnologías limpias o libres de carbono para abastecer la demanda energética a gran escala. Para lograr lo anterior, es preciso un despliegue masivo de innovación tecnológica y social, demandando de un apoyo y participación ciudadana equiparable. En conclusión, el camino hacia un mundo de emisiones netas cero es estrecho y desafiante; se trata de un llamado a todo nivel, internacional, nacional, local e individual. ¿A qué? A hacer lo posible para dejar el carbono enterrado bajo tierra.

Figura 1. Emisiones globales anuales de CO2 fósil. Traducida de: Global Carbon Project 2021.

¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast.

10-A dejar el carbono enterrado bajo tierra Un click por el planeta

El cambio climático es la alteración a largo plazo del clima y los patrones meteorológicos de la Tierra. Pero, ¿cómo este fenómeno planetario aterrizó en el debate de la energía? — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

¿Por qué el océano es importante para el clima?

Cuando se sugirió por primera vez la construcción del canal de Panamá, el proyecto fue fuertemente criticado. En Francia, particularmente, se argumentaba que el canal facilitaría la entrada de las aguas del Ecuador al Pacífico, lo que frenaría la corriente del Golfo y haría que los invernos europeos fueran aún más crudos [1]. Las alarmas de los franceses estaban completamente equivocadas en sus predicciones oceanográficas, pero correctas en reconocer un principio general–la relación entre el clima y el océano [1]. Descubre cuatro aspectos clave del océano y su influencia sobre el clima.

1. La ruta del calor

El océano es el principal colector de energía solar en el planeta. El agua del mar, que cubre el 71% de la superficie de la Tierra, tiene la propiedad de absorber radiación solar sin sufrir grandes cambios de temperatura. De este modo, el océano tiene la capacidad de almacenar y liberar calor a través de largos períodos de tiempo [2].  Por esta razón, el océano juega un rol central en regular el clima. Las nubes, los aerosoles y los gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono CO2, también emiten calor y una parte de ese calor entra al océano [2].  Las olas, mareas y corrientes mezclan constantemente el agua del mar, transportando calor a través de latitudes y  profundidades. Así, el calor absorbido por el océano se mueve de un lado a otro pero no desaparace. Eventualmente, la energía se libera a través del derretimiento de los hielos, la evaporación del agua o directamente recalentando la atmósfera [2].

2. El ciclo negativo

El océano disuelve y almacena el carbono atmosférico a través de diversos procesos. Por ejemplo, microorganismos como el plankton pueden extraer el carbono del CO2 para hacer fotosíntesis. Sin embargo, la temperatura del mar afecta el equilibrio de carbono entre el océano y la atmósfera; entre más cálida es el agua, menos CO2 se disuelve [3].  El ciclo negativo empieza con el aumento de CO2 en la atmósfera, que está directamente relacionado a la captura de radiación solar y a la emisión de calor. En respuesta, la temperatura del agua del mar aumenta, su capacidad de almacenar CO2 disminuye, acumulando CO2 en la atmósfera y  el ciclo parte de nuevo.

3. El calentamiento global

Las actividades humanas emiten GEI a la atmósfera, lo que está afectando el clima y el océano. La Figura 1 ilustra el calentamiento del planeta a través de un indicador estadístico, llamado anomalía de temperatura global, que hace referencia a la desviación, positiva o negativa, de la temperatura con respecto a la norma entre los años 1961-1990. Este índice se construye a partir de una base de datos que integra mediciones de temperatura del aire continental y de la superficie del mar [4]. En rojo se observa la anomalía media global en el tiempo, con sus intervalos de confianza en azul. Los resultados muestran que en promedio la temperatura ha aumentado 1±0.2°C desde 1850.

4. El efecto amortiguador

Hasta ahora, el océano ha absorbido el 30% del CO2 y el 90% del calor proveniente de emisiones de GEI de origen humano [5]. De modo que el océano ha atenuado el cambio climático; pero el costo ha sido la modificación de propiedades del mar esenciales para la vida marina [5]. Por ejemplo, la acidificación del agua de mar, la expansión de zonas bajas en oxígeno y el aumento en el nivel del mar están afectando los arrecifes de coral [3]. Dado el volumen del océano, su capacidad de absorber calor y de regular el ciclo del carbono, es difícil predecir el efecto del cambio climático a largo plazo en el mar. Así, surge una pregunta aún sin respuesta ¿por cuánto tiempo más el océano lo seguirá mitigando? Lo cierto es que las emisiones de carbono continúan aumentando y la tendencia hacia mayores temperaturas se mantiene. 

Figura 1. Anomalía de temperatura global, modificado de Ref [4]

Referencias

[1]  Carson, R. The Sea Around Us; Indroduction by Sylvia Earle (2018). ISBN 9780190906764

[2]  Dahlman, L., Lindsey, Rebecca. «Climate Change: Ocean Heat Content.» (2020) Extraido de: https://www.climate.gov/news-features/understanding-climate/climate-change-ocean-heat-content [Online Resource]

[3]  International Union for Conservation of Nature. Issues Brief. The Ocean and Climate Change. November 2017. Extraído de: https://www.iucn.org/resources/issues-briefs/ocean-and-climate-change [Online Resource]

[4] Ritchie, H., Roser, M. »CO${_2}$ and Greenhouse Gas Emissions« (2017) Publicado online in OurworldinData.org. Extraído de: https://ourworldindata.org/co2-and-other-greenhouse-gas-emissions [Online Resource]

[5]  Visbeck, M., Keiser, S. (2021) Climate Change and its Impact on the Ocean.  Open Access In: Transitioning to Sustainable Life below Water. , ed. by Hornidge, Anna-Katharina and Ekau, Werner. Transitioning to Sustainability. MDPI, Basel, Switzerland, pp. 1-21. DOI: 10.3390/books978-3-03897-877-0-4.


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

09-¿Por qué el océano es importante para el clima? Un click por el planeta

Cuando se sugirió por primera vez la construcción del canal de Panamá, el proyecto fue fuertemente criticado. En Francia, particularmente, se argumentaba que el canal facilitaría la entrada de las aguas del Ecuador al Pacífico, lo que frenaría la corriente del Golfo y haría que los invernos europeos fueran aún más crudos [1]. Las alarmas de los franceses estaban completamente equivocadas en sus predicciones oceanográficas, pero correctas en reconocer un principio general–la relación entre el clima y el océano [1]. Descubre cuatro aspectos clave del océano y su influencia sobre el clima. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

Es plástico, no fantástico

«Solo tengo el poder de cambiarme a mí mismo …ahora el punto es que si cambio, algo puede ocurrir como consecuencia del mismo y esto puede llevar a cambiar el sistema.»

M. Max-Neef

La bolsa plástica se ha convertido en el símbolo del creciente problema de la contaminación global por plástico [1]. Evito utilizarlas, pero ¿cuál es el efecto de dicha acción frente a la escala del problema?

Antes de enfocarnos en las consecuencias de los actos, contextualicemos el problema de la contaminación por plástico. Para este fin, consideremos la descripción del Gran Parche de Basura del Pacífico dada por Matthias Egger durante una entrevista del podcast Catching UP de The Ocean CleanUp. Matthias Egger, ha pasado largos períodos de tiempo en expediciones estudiando el parche de basura y cuenta que éste es como el cielo en la noche. El mar está lleno de pequeños fragmentos de plástico en su mayoría de ellos blancos. Si el mar está en calma, se ven muchos microplásticos; si el mar está agitado, no se ve nada o tal vez objetos grandes. Lo más impresionante es que pueden pasar días sin avistamientos; y de repente, hay basura por todas partes. Aparecen juguetes, sandalias, botellas…objetos que no pertenecen ahí. Luego de haber navegado por una semana en Alta Mar, de un momento a otro la basura humana está por todas partes. Alucinante.

¿Cuál número tiene más impacto 1 o 7?

Al igual que otros desechos plásticos, las bolsas no pertenecen a la naturaleza. Pero a nivel mundial existen al menos siete definiciones de bolsas plásticas–esto complica los esfuerzos por disminuir su proliferación [1]. En Francia y Túnez, se optó por establecer un espesor legal, 50 y 40 micrones, respectivamente. Mientras que en Chile, se prohibió la entrega de bolsas plásticas en el comercio, a menos que éstas sean necesarias por higiene o para prevenir desperdicios. En otras palabras, sin un acuerdo, prohibir las bolsas plásticas solo está creando lagunas que las mantiene en circulación.

En consecuencia, en el escenario donde cada país alcance sus propios compromisos de reducción de contaminación por plástico para el 2030, se estima que 53 mega-toneladas (MT) de desechos llegarán a los ríos, lagos y océanos del planeta. No obstante, si los esfuerzos son coordinados, las proyecciones indican que en la misma escala de tiempo es posible emitir menos de 8 MT de desechos plásticos [2].

La Figura 1 muestra las medidas requeridas para enfrentar el desafío de la descontaminación: (a) reducir el desecho plástico entre un 25%-40% en todos los países; (b) aumentar el manejo de desechos–desde 6% a 60% en países de bajos ingresos; (c) limpiar el 40% de las emisiones anuales globales de plástico. Esto significa que al menos 1 billón de personas debería participar en la limpieza de costas.

De la troposfera al océano

Para alcanzar lo anterior, la Asamblea Ambiental de las Naciones Unidas está negociando un tratado sobre la contaminación por plástico similar al Protocolo de Montreal de 1987–-que detuvo el deterioro de la capa de ozono en la troposfera. El objetivo principal es fijar una fecha para detener las descargas de plástico al océano. Además, hay cuatro temas centrales en discusión: la definición de estándares que eliminarían inconsistencias, la coordinación de planes y metas, la uniformización de métodos y reportes, y la creación de un fondo para construir mejores facilidades de manejo de desechos en países menos desarrollados [1]. La Asamblea se reunirá de nuevo en Septiembre de este año (a seguir).

El fin de una era

En conclusión, el fin de la era del plástico depende del esfuerzo coordinado a nivel individual y colectivo. La articulación entre ambos permanece incierta, solo sabemos que la solución requiere de liderazgo tanto personal como global.

Figura 1. Escenarios de emisiones de plástico para el 2030 (Modificado de Ref. 2)

Referencias

[1] Laura Parker, Author National Geographic (2021) – ”Global treaty to regulate plastic pollution gains momentum”. URL: ’https://www.nationalgeographic.co.uk/environment-and-conservation/2021/06/global- treaty-to-regulate-plastic-pollution-gains-momentum’

[2] Stephanie B. Borrelle Ph.D David H. Smith Conser- vation Research Fellow (2020) – ”Predicted Growth in plastic waste exceeds efforts to mitigate plastic pollution”. URL: ’https://stephborrelle.com/latest-news/’


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

08-Es plástico, no fantástico Un click por el planeta

La bolsa plástica se ha convertido en el símbolo del creciente problema de la contaminación global por plástico [1]. Evito utilizarlas, pero ¿cuál es el efecto de dicha acción frente a la escala del problema? — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

La caja de Pandora contiene BPA

«… la obligación de soportarlo nos da derecho a saberlo.»

-R. Carson

El bisfenol A, BPA, es un químico sintético que hace los plásticos resistentes y previene la corrosión de los metales. Sin embargo, si sus aplicaciones se hubieran restringido al laboratorio no se habría liberado a escala industrial una amenaza al desarrollo y la reproducción de los seres vivos–de la cual ya no nos podemos deshacer.

¿Estamos todos perturbados?

Los compuestos químicos, en su mayoría sintéticos, capaces de imitar las hormonas producidas naturalmente por los seres vivos se conocen como perturbadores endocrinos [1,2,3]. El BPA y sus homólogos BPs (BPF y BPS), son algunos ejemplos. Pero solo son la punta del iceberg. En realidad, la magnitud de nuestra exposición a dichas sustancias y sus consecuencias para nuestra salud aún son inciertas [2]. En otras palabras, estamos en un escenario similar al que enfrentó la humanidad con las enfermedades infecciosas a fines del siglo XIX. Si bien el mundo sigue lleno de gérmenes, la mayoría de las enfermedades infecciosas han sido controladas o eliminadas y gran parte de este brillante logro es el resultado de trabajar en la prevención. El humano no puso los gérmenes en el medio ambiente y su rol en la propagación fue involuntario. En contraste, el hombre sí fabricó los perturbadores endocrinos, como el BPA y puede, si lo desea, prevenir su exposición a los mismos.

Abrir la caja de Pandora

Los empaques plásticos rígidos y resistentes a variaciones de temperatura contienen BPA. Además, el BPA se usa para fabricar las resinas epóxicas que recubren las latas de alimentos y bebidas, previniendo la corrosión del metal. Los bisfenoles, como el BPA y sus BPs análogos, también se encuentran en el papel térmico de los recibos, juguetes, electrónicos, etc. Pero, la estructura química del BPA es similar a la de una hormona natural (17β-estradiol) y por esto puede asociarse a los receptores de estrógenos, causando disfunciones en el sistema hormonal de los humanos y otros animales [1]. Estudios indican que el BPA puede jugar un rol en la diabetes y la obesidad; así como también puede afectar el desarrollo y la reproducción [2]. De modo que, por facilitarnos la vida, irónicamente, abrimos una caja de pandora liberando amenazas–antes inexistentes–para nuestra salud y la del ambiente.

Sería ilusorio suponer que los bisfenoles, incluyendo el BPA, desaparecerán del mundo moderno. Sin embargo, una gran proporción de ellos son innecesarios. El mayor esfuerzo que podemos hacer es reducir nuestra exposición a través de la comida y del agua, pues este es el tipo de contacto más peligroso; es decir, exposiciones bajas y repetidas a lo largo de los años [3]. La Figura 1 muestra la concentración de BPA de alimentos enlatados disponibles en los supermercados de España. La línea roja indica el límite seguro determinado por la Unión Europea [1]. Las barras muestran el contenido de BPA de diferentes productos, expresado en microgramos (μg) por kilogramo (kg) de comida. Los espárragos fueron los únicos que superaron el límite establecido; pero, el consumo diario promedio es tan bajo que éstos no representan un riesgo inminente para la salud por si mismos. No obstante, enfocarse en una sola exposición, implicaría sub-estimar el riesgo real, pues día a día estamos expuestos a mezclas de perturbadores endocrinos [3].

 Buenas prácticas

Consumir comida fresca, siempre que sea posible, es la mejor forma de prevenir la exposición al BPA [3]. Si a medio día consumes comida en un contendor plástico, lo mejor sería reemplazarlo por uno de vidrio o utilizar un plato de cerámica para calentar los alimentos; pues, a mayor temperatura el plástico libera más BPA. También, procura usar botellas reutilizables para hidratarte; pero, asegúrate que sean de vidrio o de acero inoxidable, sin coberturas plásticas en el interior.

En resúmen, aún falta investigar más sobre los perturbadores endocrinos y sus efectos. Por esto, la prevención es imperativa. Consume alimentos frescos y favorece envaces de vidrio o metálicos para transportar bebidas y alimentos. Recuerda, este cambio te protege a ti y al ambiente que te rodea.

Figura 1. Niveles de BPA en enlatados y el límite permitido por la Unión Europea, UE, (modificado de la ref 1)

Referencias

[1] Gonzalez, N., Cunha, S.C., Ferreira, R., Fernandes, J.O., Marquès, M., Nadal, M., Domingo, J.L., Concentrations of nine bisphenol analogues in food purchased from Catalonia (Spain): Comparison of canned and non-canned foodstuffs, Food and Chemical Toxicology,Volume 136, 2020, 110992, ISSN 0278-6915, https://doi.org/10.1016/j.fct.2019.110992.

[2] Pombo Arias, M., Castro-Feijóo, L., Barreiro Conde, J., Cabanas Rodríguez, P., Una revisión sobre los disruptores endocribos y su posible impacto sobre la salud de los humanos (2020) Rev Esp Pediatr 2020; Volúmen 11, Número 2.

[3] Bergman, Å., Heindel, J.K., Jobling, S., Kidd, A.K., Zoeller, R.T. State of the science of endocrine disrupting chemicals (2012) United Nations Environment Programme and the World Health Organization.


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

07-La caja de Pandora contiene BPA Un click por el planeta

El bisfenol A, BPA, es un químico sintético que hace los plásticos resistentes y previene la corrosión de los metales. Sin embargo, si sus aplicaciones se hubieran restringido al laboratorio no se habría liberado a escala industrial una amenaza al desarrollo y la reproducción de los seres vivos–de la cual ya no nos podemos deshacer. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

De la ropa al mar y del mar al plato

«…, su mundo es un mundo de agua, un planeta dominado por su manta de océano,…»

–R.Carson

Desde los polos al ecuador, el agua y sedimento marinos han sido invadidos por fibras de plástico que miden menos de 5 mm–microplásticos [1]. ¿Crees jugar algún rol en esto? Lee la etiqueta de lo que estás vistiendo, ahí está tu respuesta. A través de técnicas forenses se encontró que las microfibras de poliéster (78%) y otros plásticos, en el mar, eran iguales a  las fibras sintéticas de la ropa [1]. Además, se observó que la abundancia de microplásticos aumentaba en regiones cercanas a costas pobladas. De este modo, el origen de los microplásticos en los sistemas marinos se reveló: la descarga del agua usada por lavadoras.

¿Un plato rico en microfibras?

Ríos, lagos y mares han sido estudiados, ningún rincón del planeta está libre de microplásticos [1]. Las microfibras plásticas son difíciles de degradar, entonces una vez emitidas recorren grandes distancias a través de tormentas y corrientes. A lo largo y ancho de su trayectoria, los microplásticos pueden ingresar a la cadena alimenticia–de la cual nosotros hacemos parte. En el medio ambiente, los microplásticos son ingeridos por microorganismos que a su vez son el sustento de otras especies. Así, las microfibras avanzan a través de los eslabones de dicha cadena hasta llegar a nosotros de nuevo; pero, esta vez en el plato.

Sumado al potencial riesgo para nuestra salud que representa consumir microplásticos, se agrega el riesgo de ingerir químicos sintéticos tóxicos adheridos a su superficie [1]. Optar por despojarnos de la ropa sintética y privilegiar fibras naturales paracería una solución. Sin embargo, actualmente carecemos de una visión completa del impacto ambiental de los textiles [2]. A fin de cuentas, la contaminación por microplásticos es tan solo uno más de los impactos ambientales generados por la ropa, tales como: las emisiones de carbono, el uso del agua y de energía, las descargas de contaminantes y de nutrientes. En consecuencia, antes de clasificar los textiles como `buenos’ o `malos’ necesitamos más información.

El laboratorio del lavado

Mientras se define el futuro de las fibras textiles, pruebas de laboratorio nos entregan estrategias para disminuir la liberación de microplásticos por el lavado en casa. La figura 1 muestra la masa promedio de microfibras en miligramos (mg) generadas por kilogramo (kg) de textil lavado. Los datos compararon la masa de microfibras liberadas después de lavar textiles por primera y cuarta vez, utilizando cuatro ciclos de lavado distintos (30°C/algodón-corto/no-detergente; 30°C/algodón-corto/detergente; frío/express/detergente y 30°C/delicado/detergente) [3]. Por ejemplo, lavar un textil por primera vez a 30°C sin detergente libera, en promedio, 117 mg de microfibras por kilogramo de textil. 

Los resultados de la figura 1 muestran dos aspectos del lavado que marcan la diferencia en la liberación de microfibras. Primero, dado que el ciclo de lavado delicado es el que produjo más microplásticos, se concluyó que el volumen de agua utilizado es un factor determinante; es decir, a mayor volumen, mayor desprendimiento de microplásticos. Segundo, observamos que lavar prendas por primera vez libera más microfibras independiente del ciclo. Lo anterior, se debe a que la ropa nueva trae microplásticos residuales de fábrica. Por esto, extender la vida de útil de las prendas de vestir ayudará a prevenir la emisión de microplásticos al medio ambiente [3, 4].

En conclusión, es posible contribuir a la disminución de la contaminación por microplásticos. Extiende la vida útil de la ropa y lava cargas grandes en el ciclo más rápido posible.

Figura 1. Masa promedio de microfibras plásticas liberadas recuperados después del lavado 1 y 4 (modificado de ref 3).

Referencias

[1] Li,W.C., Tse, H.F., Fok, L. Plastic waste in the marine environment: A review of sources, occurrence and effects. Science of The Total Environment. Volumes 566?567. 2016. Pages 333-349. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2016.05.084.

[2] Sandin,G., Roos, S., Johanson, M. Environmental impact of textile fibers-what we know and what we don’t know. Mistra Future Fashion report number: 2019:03 part 2.

[3] Kelly, M. R., Lant, N. J., Kurr, M. and Burgess, J. G. Importance of Water-Volume on the Release of Microplastic Fibers from Laundry. Environmental Science & Technology. 2019 53 (20), 11735-11744. DOI: 10.1021/acs.est.9b03022

[4] Tong Yang, Y. C., Mitrano, D. M., Heuberger, M., Hufenus R. and Nowack, B. Systematic Study of Microplastic Fiber Release from 12 Different Polyester Textiles during Washing. Environmental Science & Technology. 2020 54 (8), 4847-4855. DOI: 10.1021/acs.est.9b07395


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

06-De la ropa al mar y del mar al plato Un click por el planeta

Desde los polos al ecuador, el agua y sedimento marinos han sido invadidos por fibras de plástico que miden menos de 5 mm–microplásticos [1]. ¿Crees jugar algún rol en esto? Lee la etiqueta de lo que estás vistiendo, ahí está tu respuesta. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

De camaleones y de moda sostenible

«Somos camaleones y nuestras parcialidades y prejuicios cambian de lugar con una bendecida facilidad y pronto nos acostumbramos al cambio y somos felices en él».

–Mark Twain

La moda existe desde que los humanos empezaron a usar ropa para su protección y a la vez como un medio más de comunicación. Al igual que los camaleones que se comunican a través de cambios en el color de su piel, los humanos cambiamos de ropa, casi como una ‘segunda piel’, para expresarnos. Además, a medida que crecemos cambiamos de ropa–como camaleones mudando de piel. De esta forma van apareciendo tendencias en el estilo de vestir [1].

Durante las últimas décadas, la industria de la moda ha acelerado los cambios en las tendencias sin sopesar las consecuencias sociales y ambientales. Por esto, hablar de moda sostenible parece contradictorio. Por un lado, tenemos la moda industrializada que fuerza cambios periódicos de ropa; por otro lado, el desarrollo sostenible que apunta a utilizar los recursos de forma durable. Entonces ¿será posible desarrollar la industria de la moda de forma sostenible?

Camina por la moda

La ropa que compramos genera emisiones de carbono (CO2) que contribuyen al cambio climático. La figura 1 muestra la repartición de las emisiones de CO2 de las compras de seis prendas de vestir (camisetas, jeans, vestidos, chaquetas, calcetines y uniformes); es decir, el porcentaje de emisiones provenientes de la fabricación, uso y desecho de la ropa [2]. Observamos que el transporte utilizado para ir a la tienda contribuye, en promedio, al 11% de las emisiones de CO2 de las compras de ropa. El resultado anterior puede variar en función del país donde se realiza la compra, pues las emisiones de CO2 del transporte, al igual que del lavado y de la disposición final, dependen de las fuentes de energía y de electricidad locales [2]. De todas maneras, caminar, pedalear o usar el transporte público para ir a la tienda es un esfuerzo que todos podemos hacer, o continuar haciendo, para reducir nuestras emisiones de CO2.

El total de misiones de CO2 de los procesos involucrados en la fabricación de ropa suman el 80% de las emisiones de la moda (ver figura 1) [2,3]. Siendo la producción de las fibras (16%) y el tratamiento de las telas (24%) procesos de alto impacto, no solo por sus emisiones de CO2, sino también por la contaminación de las aguas y los suelos debido al uso de pesticidas y otros químicos tóxicos. Dado el impacto de la fabricación de la ropa, duplicar su vida útil podría reducir el impacto ambiental y las emisiones de CO2 de la moda hasta en un 49% [2].

Reinventa tu closet

Hoy, existen varias opciones para extender la vida útil de la ropa sin perder variedad. Intercambios de ropa en línea, suscripciones a guardarropas compartidos o simplemente trueques entre amigas, amigos y familia son algunas opciones que hacen parte de modelos alternativos de consumo. Lo anterior, se conoce como consumo colaborativo o circular. La meta es que para el 2030, 1 de cada 5 prendas de vestir tenga dicho origen! [3].

Víctimas de la moda

Ocho años atrás ocurrió la tragedia del Rana Plaza en Bangladesh, donde se reveló el abuso laboral por parte de las grandes industrias de la moda hacia sus empleada(o)s y su carencia de ética ambiental. Sumado a lo anterior, la falta de transparencia por parte de la industria, nos mantuvo ignorantes sobre la cruda realidad detrás de nuestras compras, lo que hizo de todas y todos de alguna forma víctimas de la moda. En consecuencia, dentro y fuera de la industria se está avanzando por transparentar y reducir el impacto social y ambiental de la moda [1]. 

En resumen, la moda sostenible es el cambio en una dirección; el bienestar de todas y todos, incluyendo el planeta. Sé curioso(a), solidario(a) y creativo(a) para encontrar las alternativas que mejor funcionen para ti.  Y sobre todo, antes de mudarla, cuida tu segunda piel.

Ciclo de vida de la ropa y emisiones de la moda en CO2eq en el 2019.

Referencias

[1] Roos, S., Sandin, G., Zamani, B., Peters, G., Svantröm M. (2017). Will Clothing Be Sustainable? Clarifying Sustainable Fashion. S.S. Muthu. Textiles and Clothing Sustainability (1-45). Singapore. Springer Science+Business Media.

[2] Sandin, G., Roos ,S., Spak, B., Zamani, B. Peters, G. Environmental assessment of Swedish clothing consumption. Mistra Future Fashion report number: 2019:05. Göteborg. 2019. ISBN: 978-91-89049-05-5.

[3] McKinsey & Company. Global Fashion Agenda. 2020.


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

05-De camaleones y de moda sostenible Un click por el planeta

La moda existe desde que los humanos empezaron a usar ropa para su protección y a la vez como un medio más de comunicación. En este podcast vemos qué se puede hacer para que la industria de la moda se desarrolle de forma sostenible — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support

Un paso más cerca de la transición ecológica

«Cada acción cuenta, cada grado de calentamiento cuenta, cada año cuenta, cada decisión cuenta»

Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)

Estamos conectados al planeta. Literalmente. El cable que carga tu dispositivo transmite la energía de los recursos naturales en forma de electricidad. Dicho esto, al desconectar tu dispositivo y dejar el cargador en la toma, la electricidad sigue fluyendo–algo comparable a dejar la llave abierta y el agua corriendo. Admito que me pasa. Pero al saber que el cargador sigue consumiendo electricidad sin propósito alguno, será fácil recordar desconectarlo. Cada acción cuenta.

La electricidad más ‘limpia’

En el 2019, el 63% de la electricidad global se produjo a partir de fuentes fósiles–como petróleo, carbón y gas. La figura 1 muestra la fracción de electricidad proveniente de combustibles fósiles por país (haz click sobre la imagen para ir al mapa interactivo) [1]. Observamos que algunos países dependen más que otros de fuentes fósiles para generar electricidad. En las próximas décadas, acelerar la transición hacia la electricidad ‘limpia’ será crucial para reducir las emisiones de carbono (CO2) y frenar el cambio climático. 

Ahora bien, no olvidemos que una forma de reducir las emisiones de CO2 es disminuir el consumo de energía eléctrica. Al fin y al cabo no hay electricidad más limpia que la que no generamos.

Reduce el desperdicio

El cargador de celular/portátil/cepillo de dientes/wifi consume electricidad incluso cuando no está efectivamente cargando el mismo. Entonces, un transformador mientras esté conectado a la red consume electricidad. Independiente de si está cargando o no un equipo.

Otra fuente de desperdicio de electricidad es dejar los aparatos conectados sin usarlos. Por ejemplo, el microondas, la lavadora, la TV y tantos otros más.  De hecho, se estima que el 1% de las emisiones globales de CO2 en los noventas se produjeron solo por el desperdicio de electricidad [2]. Hoy, dada la cantidad y diversidad de equipos que disponemos no contamos con una cifra actualizada. Pero un indicador del impacto actual, es que al controlar el desperdicio es posible reducir hasta en un 25% la cuenta de electricidad a fin de mes.

Bueno saberlo

En lugar de desenchufar los aparatos de uno en uno, puedes facilitar el trabajo con regletas de enchufes. Apaga la regleta y en un paso corta el consumo de varios equipos a la vez. En el mercado hay varios tipos de regletas que facilitan aún más la tarea: con sensores de movimiento, con enchufes siempre conectados y otros regulados, etc.

Disminuye el consumo

En casa podemos aprovechar la energía solar. Al ubicar nuestro espacio de trabajo o estudio en un lugar iluminado, cerca a una ventana con cortinas o persianas, podemos regular la luz y la temperatura sin utilizar electricidad.

Disminuir el consumo de electricidad es clave, pues bajo el escenario de no hacer ningún esfuerzo para mitigar el cambio climático, se prevé un incremento del 84% en la demanda de electricidad para fines del siglo [3]. Lo anterior puede acarrear complicaciones indeseables, como lo vimos el pasado 16 de febrero en Texas, cuando se registró el día más frío de los últimos 72 años. Las bajas temperaturas gatillaron la demanda de electricidad y la red colapsó. En consecuencia, 1.3 millones de personas se quedaron sin electricidad por varios días.

En los próximos años se avanzará hacia la transición ecológica de la electricidad. Sé parte de la transición. Reduce el desperdicio de electricidad, ahorra y cuida al planeta en un paso. Desconecta tu cargador.

Figura 1.  Porcentaje de la electricidad proveniente de combustibles fósiles (haz click sobre la imagen para abrir el mapa interactivo)

Referencias

[1] Ritchie, H., Roser, M. «Energy» (2020) Publicado online in OurworldinData.org. Extraído de: https://ourworldindata.org/energy’ [Online Resource]

[2] Meier, A.K. New standby power targets. Energy Efficiency 12, 175-186 (2019). https://doi.org/10.1007/s12053-018-9677-x

[3] Lipson, M. J., Thatcher, M., Hart, M.A., Pitman, A. Climate change impact on energy demand in building-urban-atmosphere simulations through the 21st century (2019). https://doi.org/10.1088/1748-9326/ab5aa5


¿Sin tiempo para leer?

Escucha el post a través del podcast

04-Un paso más cerca de la transición ecológica Un click por el planeta

Todo estamos conectados a la tierra. Literalmente. El cable que carga tu dispositivo transmite la energía resultante de transformar recursos naturales en electricidad. El problema es que en el momento en que desconectas tu dispositivo y dejas el cargador en la toma, la electricidad sigue fluyendo–algo comparable a dejar la llave abierta y el agua corriendo. Admito que me pasa, pero no pierdo la esperanza. Aún puedo cambiar. Al saber que el cargador sigue consumiendo electricidad sin ningún propósito, voy a adquirir el reflejo de desconectarlo la próxima vez. Cada acción cuenta. — Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/unclickporelplaneta/support